El más bonito de todos lo templos fue KINKAKU-JI, también llamado El templo del
Pabellón Dorado. La imagen era y es espectacular. El Pabellón dorado reluce aún más de lo que muestran las fotografías. De fondo se impone el color verde oscuro de los jardines y del Monte Kinugasa y se mezcla con armonía en un espacio en que absolutamente nada, ni la más pequeña de las piedras, está por casualidad.
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